Campesinos entierran todos los días
Colombia, el paraíso tropical del que se aprecian diversos paisajes, aves, montañas; país en el que se respira felicidad en las zonas cafeteras, un orgullo campesino que se vive cuando se habitan estos terrenos. Hacerlos parte de nosotros nos visibiliza también las carencias que protagoniza su historia desde el tiempo de la violencia, hasta nuestros días. De esa manera es que Colombia ha narrado una y otra vez la historia del campesino cuidador de la tierra, trabajador del alimento y simultáneamente desplazado de su hogar; también cuenta la historia del campesino liberal asesinado, previamente amenazado, desde la época del Bogotazo, amedrentando su seguridad y la de su familia.
Los colombianos han salido a protestar en numerosas oportunidades en rechazo al asesinato de líderes sociales. Foto: EFE
Cóndores no entierran todos los días es una película colombiana adaptada a la violencia paramilitar de "los pájaros" fundado por el conservador León María Lozano desde la época del bogotazo (1948) tras la muerte de Gaitán. De esta propuesta del cine colombiano destaco la segmentación social a causa de los bandos políticos liberales o conservadores, rojos o azules. Así que, los que estuvieran en contra de los conservadores y del color azul que imperaba en la época, era testigo y victima de las amenazas bajo su puerta; sino abandonaba sus tierras en el tiempo dado sería luego un campesino más asesinado.
Adicionalmente, la violencia se veía claramente en los cuerpos encontrados en las calles, en los ríos; "van cinco esta semana...", los vecinos llevaban la cuenta de los muertos, porque al pueblo no se le olvida lo que ha llorado. En honor a los campesinos que han asesinado por ser traidores a una patria desangrante y asesina, destaco el poema "traidor a mi patria" de Nazim Hitmen, quien sigue siendo un traidor a su patria:
Sí.
Yo soy un traidor a la patria,
si vosotros sois los patriotas.
Si vosotros sois los defensores de esta patria,
yo soy traidor a la patria.
Yo soy traidor a la patria,
si la patria son vuestros ranchos,
si es todo lo que hay en vuestras cajas de caudales,
si es todo lo que hay en vuestros talonarios de cheques.
La patria.
Si la patria es reventar de hambre en las calles.
Si la patria es temblar de frío afuera como un perro
y retorcerse de paludismo en verano,
si es beber nuestra sangre escarlata en vuestras fábricas
La patria.
Si la patria son vuestras garras de grandes latifundistas.
Si la patria, es el catecismo armado de lanzas.
Si la patria, es la porra de la policía.
Si la patria son vuestros créditos y vuestras remuneraciones.
La patria.
Si la patria son las bases americanas,
la bomba americana y los cañones de la flota americana.
Si la patria no es liberarse de nuestras podridas tinieblas,
entonces, yo soy traidor a la patria.
La literatura del conflicto nos ha identificado en la guerra, es por ello que aún reconocemos cómo seguimos hablando de amenazas a lideres sociales, a gestores ambientales, a protectores de la real patria que nos representa, y no la que con balas quieren relucir. Siempre será la escritura un lugar más de resistencia, en el que contamos que los ríos siguen viendo pasar los cuerpos o sus partes, y que al despertar siempre hay alguien que no despierta.
- Laura Del Mar
La literatura debe servir como mediación para estremecer la realidad.
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